Pólvora y plomo
Esta es la solución de la que nunca oirán hablar: las armas. Y le paso la palabra ahora a una maravillosa muchacha de 23 años nacida y criada, como no, en Tejas: Miranda Lambert. Su primer disco me encantó y ahora un amigo me ha mandado un artículo de la vieja dama progre (digo, gris) en el que empiezan hablando de su canción "Gunpowder & Lead". Solamente he encontrado este vídeo en YouTube. Pero lo interesante es la letra:
"I'm goin' home, gonna load my shotgun
Wait by the door and light a cigarette
If he wants a fight well now he's got one
And he ain't seen me crazy yet
He slap my face and he shook me like a rag doll
Don't that sound like a real man
I'm going to show him what a little girls made of
Gunpowder and lead
His fist is big but my gun's bigger
He'll find out when I pull the trigger"
Y lo que es aún más interesante es lo que cuenta la propia Miranda sobre las clases a las que asistió con su padre sobre cómo llevar siempre un arma escondida. Es tarde, por eso lo copio en inglés:
"The hook for it came, as these things sometimes do, during a class in using concealed handguns. Ms. Lambert, who lives in Texas, was inspired to take the class after she met a successful lawyer who carried a pistol in her purse. “She was the last one you’d expect, a pretty little blonde,” said Ms. Lambert in a telephone interview from Michigan, where she was touring with Dierks Bentley.
Ms. Lambert took the class last summer; her father, a former police officer and private investigator, was her classmate. (He outshot her, but she beat him on the written test.) While daydreaming during a lecture, she came up with the lyric: “I’m gonna show him what a little girl’s made of/Gunpowder and lead/His fist is big but my gun’s bigger/He’ll find out when I pull the trigger.”
Es decir, una población de mujeres armadas siempre con acceso a los medios de autodefensa en su propio hogar o fuera de él sería capaz de enfrentarse a las situaciones de violencia doméstica que, por desgracia, llegan a culminar en asesinatos demasiadas veces. Esa población femenina no necesitaría leyes que (nos) convirtieran a todos los hombres en criminales en potencia y que nos discriminaran en los juzgados; no vería a sus hermanos, padres, hijos, amigos a merced de cualquier Almudena que en vez de fusilarlo a la mañana quisiera aprovecharse de las tijeras castrantes que De la Vogue ha puesto en sus manos. En vez de aprovecharse de la injusta defensa que les ofrecen leyes que en realidad las humillan y someten al capricho de las progres (que andan en realidad meneando la pluma y la lengua para satisfacer a sus jefes de izquierdas), todas las mujeres podrían resolver sus problemas por sí mismas. Con entrenamiento, armas y sin las esposas de una ley estatista e injusta que colabora con el puño que rompe labios, narices, dientes y deja caras cubiertas de sangre y hematomas; sin las esposas de la ley que defienden las Almudenas y Marujas para colaborar mejor con la mano que asesina. De la Vogue y Almudena y Maruja y Pilar prefieren mil veces facilitarle la tarea al maltratador y al asesino (colaborar de hecho con él) repitiendo el mantra liberticida y alienante de la prohibición. Les resulta insoportable y abominable pensar que con entrenamiento y armas las mujeres no las necesitan ni a ellas ni a sus leyes opresivas. Les resulta insoportable especialmente porque saben que es verdad. No las necesitan. Solamente necesitan pólvora y plomo.
Contemplad a Mirada:
Y recordad que esta chica tan dulce puede llevar perfectamente un arma escondida con la que volarle la cabeza a cualquiera que le levante la mano. No debería ser la única...