La responsabilidad terrorista de la izquierda
Creo sinceramente que es preciso decirlo. Sin aspavientos, sin que se nos pueda acusar de crispadores. Con la serenidad y la fuerza de la razón y la verdad. Pilotos suicidas, gudaris, fedayines, los voluntarios del chapapote, zerolos… La diferencia es de forma, no de fondo. Y es hora de que la gente pueda decirlo sin ambages, de quitarse el bozal de la corrección política para gritar a los cuatro vientos nuestro deseo de vivir en libertad. Es difícil, pero tenemos la responsabilidad y la obligación de abrir los ojos a nuestros semejantes, porque es la única garantía de supervivencia. Dirán que mi trabajo me lo facilita. Pero yo no veo la diferencia entre informar a los niños de la gran batalla que se libra en las mentes y los corazones de nuestra sociedad y hacerlo con los compañeros de la oficina. Los Peones Negros nos pueden dar una lección de cómo ser un embajador de la verdad.
Por lo demás, discrepo al igual que José María Marco de D’Souza. No, no hay un interlocutor válido en el mundo islámico. Quizá los estadounidenses, cuyo mayor pecado y cuya mayor virtud sea el idealismo, piensen que el Islam tiene remedio. Pero en España sufrimos ocho siglos de dominio islámico y sabemos bien que no se puede tender una mano a quien sólo busca apropiarse de las mujeres, del agua y de la tierra.
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