La sabiduría accidental de John Kerry
Para quien no haya oído las palabras de Kerry que han desatado justificadamente las iras del partido republicano y medios afines, reproduzco aquí el video con la intervención del senador por Massachusetts.
Jorge Carlos Rodríguez ha tenido la bondad de aportar datos que apuntan a la posibilidad de que esto no sea cierto, aunque él mismo admite que los criterios que fundamentan esa investigación son un tanto vagos. Sin entrar en cuestiones de estadística, yo creo que John Kerry es un militar con experiencia y por lo tanto es normal que no le guste la guerra (si alguien considera mi afirmación paradójica, que tenga presente que las guerras se han ido volviendo cada vez más sanguinarias a medida que los políticos de carrera se han ido haciendo con las riendas de los estados, pero eso es materia para otro post). Hasta ese punto, creo que habla con buena fe. Lástima sin embargo por los subidones de demagoguina que le vienen a fuerza de ejercitar tanto el músculo populista a esta fortuna (500 millones de dólares) ganada a golpe de bragueta y no con trabajo honrado. Digo lástima porque sin quererlo Kerry dice verdades como la catedral de Burgos.
Por favor, aprieten “play” otra vez en el video y reflexionen, si es posible sustituyendo el tendencioso “stuck in Iraq” por “in the army”. Reflexionen, digo, y pregúntense, ¿dónde está el mal en ello? El señor Kerry apunta, queriendo o sin querer, a una de las leyes fundamentales del libre mercado, que es la ley de la ventaja comparativa. Kerry plantea que si a alguien le va bien en los estudios, le va a ir bien profesionalmente, mientras que al que no le va tan bien se va a la guerra. Desde una perspectiva económica, parece preferible que vaya a la guerra alguien sin especialización laboral antes que médicos, analistas financieros o ingenieros (en el ejército prima exactamente la misma lógica; p.ej., en contra de lo que se pinta en las películas, los cirujanos de campaña suelen estar lejos de la acción). Sin embargo, el señor Kerry obvia un detalle significativo: la persona a quien no le han ido bien las cosas en la escuela no tiene la guerra como única opción. Puede si lo desea meterse al McDonald's, a cajero de supermercado, a bombero o incluso a la poco lucrativa y peligrosísima profesión de traficante de crack. EEUU es un país con un ejército profesional donde la gente menos afortunada tiene esa opción de redimirse a sí misma libremente y (arriesgando muchísimo) aprender el valor de la disciplina, el trabajo en equipo y numerosas técnicas de gran provecho para su vida futura por el bien de algo que trasciende a su propia persona. Es probable incluso que una vez licenciado del ejército se pueda beneficiar de la famosa GI Bill y aprovechar esa oportunidad educativa que en el pasado no pudo o no supo aprovechar.
Esto, por razones que prefiero no analizar, es materia de escándalo para muchos. Vayamos en cambio a este magnífico paraíso de la socialdemocracia. Después de sobrevivir un sistema público con muchísimos recursos pero mal distribuidos y con una plantilla sin motivación ni profesionalidad, sacamos a la calle una turba de chavales que con suerte saben escribir un renglón sin dos faltas de ortografía. Poco preparado, sin motivaciones ni objetivos..., el mileurista típico: camarero, cajero de supermercado, almacenista. Esta persona tiene necesidades de salud, de vivienda, o queda en paro y con todo esto genera una carga al “Estado del bienestar” que no sale gratis: la pagamos todos. Luego esa persona produce descendencia sin tener que ocuparse de la totalidad de gastos en sanidad y educación que ello implica, de modo que los gastos públicos en salud y educación se multiplican. Y suma y sigue.
En el mundo de Kerry, la persona poco educada tiene una oportunidad de mejorar su condición con un grave riesgo pero libremente. En nuestro mundo, en cambio, esta persona es acomodada en una situación de dependencia que le denigra a él y a los suyos y que tienen que pagar “los que han hecho un esfuerzo por ser más listos”. Pero por alguna razón esto no escandaliza a nadie.
1 Comments:
¡ALBACETE ANTIFASCISTA SIEMPRE!
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