Jihadismo escolar (2)
El sucedido acaeció en la pintoresca localidad gerundense de B., y la propia víctima lo contaba así tal y como traduzco yo del catalán más abajo. La víctima, mediando conversación telefónica y alguna mentirijilla piadosa por mi parte, me lo ha confirmado y me ha autorizado a contarlo en La hoja y en mi futuro libro si lo escribo, siempre y cuando no cite el nombre ni el lugar, al menos por el momento. Como sé bien lo cuidadosamente controlado que puede llegar a estar el ambiente de instituto, he decidido hacerle caso por ahora.
[...] El chico, Khaled [el nombre es falso], era conflictivo desde que llegó. Su caso era más grave que el de la típica inadaptación del niño inmigrante. En su caso estamos hablando de sociopatía, que afecta por igual a moros y cristianos. Amenazaba a otros estudiantes, es decir, a los locales, les quitaba dinero, el almuerzo y otras cosas. Merodeaba con algunos amigos magrebíes por el parque [se refiere a un parque natural adyacente a la localidad] y yo creo que tiene algo que ver con los pequeños hurtos a sus visitantes que han aumentado desde el último año. Hice saber a los Mossos lo que sabía que estaba ocurriendo en la escuela, para ver si lo relacionaban. Pero claro, no había pruebas...
Un día el profesor P. vio una agresión con sus propios ojos. Se enfadó tanto que le levantó la mano, y Khaled, sin inmutarse, le dijo, en su español roto, “si me pegas, te pongo una denuncia.” Siendo tutor de su grupo recomendé a la directora una evaluación psicológica. Khaled y sus padres se negaron. Ya que los padres intervinieron, aproveché para llamarlos a una entrevista conmigo. El padre tenía cara de muy malas pulgas y yo temblaba, temiendo que me sacara un alfanje o Dios sabe qué. Les hice las preguntas de rigor en estos casos. El padre contestaba con monosílabos, la madre me miraba con una pena inexpresable. “¿Qué opina ud.?”, le dije. El padre: “Hábleme a mí”. Yo: “Es mi obligación hablar con los dos”. Él: “Ella no habla español. Hábleme a mí.” Y la mujer se quedó callada el resto de la entrevista, mirándome con esa cara de pena indescriptible.
Vamos al suceso que ha causado “l'enrenou” [?]. Estaba yo dando mi clase cuando oigo tonadillas de móvil polifónico cada vez que escribo algo en la pizarra. Ya sé que es él (no tiene dinero para el almuerzo, pero sí para un móvil tecnología punta). Doy mi advertencia sin señalar a nadie. Ni caso. Bajo a las mesas y le mando que me entregue el móvil. No quiere. Se lo daré al final de la clase. Que no. Entonces, que me deje dar la clase. El chico estalla: que esta clase es una mierda y me que me vaya a la mierda yo también. Se levanta y me planta cara amenazante, a dos centímetros de mis narices. Con un gesto firme sobre el hombro lo vuelvo a sentar, y le digo “me estás agotando la paciencia, marrec [mozalbete].” Sin mediar más palabra, me pega un pisotón tremendo que me hace perder el equilibrio. Caigo al suelo dándole un cabezazo a una alumna, Marta, que estaba sentada detrás mío. Khaled se va corriendo, mandándonos a todos a la mierda.
Mientras nos atienden en el Centro de Atención Primaria, la directora y otra profesora están con nosotros. La directora ha decidido expulsar temporalmente a Khaled por dos días [tremendo castigo, ¿eh?]. Yo le digo que, conociendo al padre, dudo que el tema le importe. La alumna, que está con nosotros (sólo tiene la nariz un poco hinchada), rompe a llorar y le cuenta a la directora todos los desmanes que Khaled y un amigo suyo cometen a diario en la escuela. Y termina “y no me gusta como me mira en clase” y ya llora a moco tendido.
N'hi ha per llogar-hi sillas [???] con lo que viene ahora. Me cuentan (yo ya me había ido a casa con la baja) que por la tarde se presenta un abogado magrebí, trajeadísimo y coronado por una takia. Habla un catalán perfecto y pregunta por la directora. Se reúnen en privado. Por la tarde la directora me llama (después de tantos años de conocernos, vivimos a tres calles el uno de la otra y ni viene a decírme esto a la cara) para pedirme que retire la denuncia. En breve, me dice que es menor, que nadie le va a hacer nada y que toda la clase me vio ponerle la mano encima primero e insultarle aludiendo a su origen marroquí (cosa que no es cierta, yo sólo lo llamé marrec [mozalbete]), que si yo no pongo una denuncia, ellos [?] tampoco lo harán. Que va a hablar con el consejo comarcal pero no va a pedir que me expedienten si Khaled vuelve al aula tan tranquilo.
Ayer tuve que volver a dar clase, con el pie vendado y con bastón en la mano. Khaled y sus compañeros marroquíes y argelinos riéndose por debajo de la nariz. Siguen haciendo sus desmanes sin que yo pueda hacer nada por evitarlo, por lo que pueda pasar. Khaled, el picapleitos ese y la directora me han humillado ante alumnos, colegas y familia [el e-mail sigue con algunos detalles personales que prefiero obviar]”
¿Continuará?
6 Comments:
Te trduzco las dos expresiones que no conoces:
"enrenou" = alborto, lio..
"N'hi ha per llogar-hi cadires (sillas)" = Es una frase para expresar un asunto que roza lo subrealista(se suele decir con enfado).
Podria sustituirse con "no veas", pero con un tono algo más formal, y resaltando la molestia que le supone el tema.
Espero que te haya ayudado en algo.
Ya en su descriocion se nota que el profe tiene miedo, que la profesora tiene miedo y si esos lo tienen, que no decir de la alumna o los alumnos que seguramente no se atreverian a atestiguar la agresion del delincuente.
Habria que ir al fondo del asunto,¿Por que a un menor no "se le hace nada"?¿Quien financia al abogado?etc
Me temo que para llegar al fondo del asunto habria que perder el miedo y no pretender que arriba en el escalafon burocratico alguien nos solucione la vida sin riesgo para nosotros.
La libertad hay que defenderla antes de que el profe sea sustituido por un iman , a la directora la manden a casa o a la alumna la violen en grupo por no llevar la cara cubierta.
¿Y por qué la directora está tan interesada en que se retire la denuncia? A fin de cuentas sería el profesor P. quien debiera justificarse, pero lo incontrovertible es que un alumno agrede y roba, y la directora lo permite, Y no solo ella, sino la inspección, la clase política y en general las élites y una ciudadanía debidamente castrada. En los buenos tiempos los propios padres hubieran zanjado el conflicto, ahora que somos más "civilizados" tenemos que asistir a la destrucción planificada y ejecutada desde el propio poder.
No íbamos a ser más listos que suecos, holandeses, franceses, británicos, noruegos, alemanes, etcétera.
En cambio sí somos más pobres, por lo cual la paciencia de los apalancados, que esperaban Jauja, durará menos.
La culpa de todo es de Losantos, como bien expone Berlin Smith:"http://nochesconfusas.blogspot.com/2006/10/dos-maneras-de-mirar-la-nacin.html"
Que asco, por dios.
¡ALBACETE ANTIFASCISTA SIEMPRE!
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