¡Otro pequeño comercio acaba de arrasar McDonald’s! ¡Salvemos McDonald’s! ¿O era al revés?
El triunfo de la pequeña panadería es otra prueba de la falsedad de todo lo que diga el labriego convicto José Bové y la corte de payasos equivalentes (Naomi Klein, Marcos, Evo). Nadie ha tenido que dictar una ley prohibiendo un tipo de comercio o promocionando otro: el consumidor, que es más inteligente de lo que sus gobernantes quieren hacerle creer que es, ha votado con sus pies. Y en este caso ha ganado la calidad.
Todo triunfo de la calidad y de la elección de los consumidores es una victoria para la libertad. Y el caso de esta pequeña panadería lo es. Yo nunca como en McDonald’s: me parece infecto y venenoso, y no hace falta montar ir a ver ningún anti-publireportaje histriónico para darse cuenta de ello. Gasto dinero en consumir en restaurantes de mayor calidad con mucho gusto. Pero no le prohibiría a la gente comer ahí, ni sometería a ese comercio a restricciones de fondo xenófobo que otros comercios no padecen.
Los ungidos ingenieros sociales nos quieren hacer creer que saben mejor lo que es bueno para el “colectivo social” desde las elevadas vistas que les dan olímpicos observatorios académicos e instituciones gubernamentales. La “sociedad”, para convertirse en una comunidad de individuos libres, debe superar estas concepciones paternalistas.
Quienes están en contra de McDonald’s lo hacen con el mismo espíritu de los luditas que se opusieron a la mecanización del agro y el textil. Esos progresistas de antaño se oponían a la democratización de la proteína y al abaratamiento del tejido: qué mejor fuerza de trabajo que la de un buey que lleve el arado y que además calienta la casa, debían pensar. Esos progresistas de antaño, como los de hoy, eran los auténticos conservadores: a favor de dejarlo todo “como está” y de la perpetuación de la pobreza. Gracias a Dios la fuerza del mercado es superior como las personas que viven según sus principios y en una sociedad de consumo los consumidores votan con su billetera. La sociedad de consumo es la sociedad del sentido común.
(La noticia es muy antigua, pero siempre relevante: esta entrada la inspiró la magnífica anotación monterrosiana de Berlin Smith).
13 Comments:
(Es magnífica, en efecto. Pero no has enlazado a la anotación sino a sus comentarios en HaloScan).
Muy bien la intención del artículo, estoy de acuerdo.
Excepto en una cosa.
Lo que no me esperaba de ti, Manchego, es esa pequeña concesión al discurso de valores dominante sociata y liberticida de que un McDonalds te parece infecto y venenoso. ¿Qué necesidad hay de ofender a nadie? ¿Quieres hacerte perdonar el no execrar totalmente a las transnacionales de éxito?
Alguna vez voy con mi hija a un McDonalds porque nos parece divertido. ¿Pasa algo? Tengo estudios superiores y me considero una persona culta y bien informada y sé que lo que se dice de la comida de McDonalds es mentira. Si no se abusa, en absoluto es mala una hamburguesa.
En mi opinión nada hay más infecto y venenoso que el embutido tan típicamente español. Esos choricitos que parecen hechos de trozos de colesterol sólido, que arden en la boca y el estómago, que se nos hacen pasar por exquisiteces nacionales porque son de "pata negra", fritos en pesadísimo aceite (sí de oliva, pesadísimo) y pagados a precio de oro. Esto sólo es un ejemplo.
Toda mi vida ha sido una lucha para librarme de la tiranía de esa institución nacional: La FRITANGA (sí, en aceite de oliva...¡fritanga!). Primero bajo la ominosa autoridad materna y luego, de adulto y casado, tras ardua pugna con las fuerzas de la reacción que se empeña en preparar las cenas "como toda la vida" y sólo ante la amenaza de alimentarme a solas quedó desterrada la dictadura de la fritura de mi pobre estómago.
O sea, que después de esta lucha épica bien puedo comerme unas hamburguesas de vez en cuando.¡Ah, y estoy sano!
¡Viva la Libertad!
"Vamo a vé":
No me quiero hacer perdonar nada, es que la comida rápida no me gusta y así lo expreso, que soy libre de hacerlo, cojones. Lo que celebro es que si a ti te gusta lo puedas disfrutar con tu familia aún a pesar de que con toda tu educación no sepas distinguir entre grasa vegetal (aceite de oliva) y grasa animal. Lo que no quiero es que ningún politicastro venga a dictarte lo que es bueno o lo que es malo.
Con lo de la fritanga no podría estar más de acuerdo contigo. Además es muy mala para el apetito sexual. Me acuerdo cuando vivía en Helsinki, conocía a un andaluz que había comido toda su vida así, se creía un primera espada y al pobre una chica que se había beneficiado le llamaba "pikku kananen" (literalmente "el pollito", metafóricamente "el flojo").
¿De dónde deduces que no sé distinguir grasa animal de grasa vegetal? ¡Ay, esas concesiones al discurso dominante!
No me gusta "la comida rápida", me gusta ir de vez en cuando a un McDonald's porque es divertido y no sólo por comer.
Cuidado con el fuku, puede ser venenoso.
Ah, otra cosa. Es verdad que ningún politicastro debe decirme qué debo comer. ¡Faltaría más!
Pero tampoco me gusta que nadie me mire por encima del hombro porque alguna vez entro en un McDonald's, y que por eso crea que tiene derecho a pensar que es superior a mí de algun modo: Por ejemplo en suponer que yo no sé distinguir la grasa animal de la vegetal y él sí.
La libertad, y la dignidad, no es sólo frente al poder político.
Un saludo.
Milius, aunque tu nick me suena no te conozco, vienes aquí a tratarme de sociata y maricomplejines y de que hago concesiones al "discurso dominante" y luego te quejas porque extraigo mis propias conclusiones de lo que tú vienes a decir. A ver si nos relajamos, que esto es un blog, no es un servicio de atención al cliente donde puedas abroncar a un telefonista sin recibir respuesta.
No pretendía abroncarte. Lamento que te lo hayas tomado así. Pensaba que como tienes habilitados los comentarios, se podía escribir libremente sin conocerte. Ahora ya sé que no se te pueden hacer consideraciones sin que nos hayan presentado.
Estoy relajado(y eso que no practico la sauna finlandesa).
Vale, ya lo dejo. Te leeré con el mutismo más absoluto.
Un saludo.
Creo que Milius es un fake.
Vaya que mala baba os llevais amantes de la libertad, pero de la libertad de encabronarse por cualquier pendejada.
Independientemente de las grasas vegetales o animales, aqui uno lo que va a encontrar es pura bilis.
Creo que Milius no sabía con quién estaba tratando.
Pues a mí la fritanga del chino de mi barrio me da más asco que el mc Donalds, pero como eso es diversidaZ kultural...
Joder milius, ya te vale: puño de acero, mandíbula de cristal.
¿¿??
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