viernes, febrero 29, 2008
jueves, febrero 28, 2008
Una ley sensata por la seguridad en el campus
La legislatura de Arizona ha emitido una ley que hará mucho por aumentar la seguridad en los campus públicos. Todavía está pendiente de aprobación, pero siendo la gobernadora Janet Napolitano una de las pocas demócratas con sentido común, es probable que termine siendo aprobada. La ley tiene algunas restricciones tales como períodos de espera y pruebas de aptitud mental sin duda diseñadas para calmar al público más pusilánime. De aprobarse esta ley, University of Arizona y Arizona State University se sumarían a University of Utah entre los campus en que los estudiantes pueden portar armas escondidas. Cabe notar que los de Utah se cuentan entre los campus más seguros de la nación americana.
Me parece contraproducente, sin embargo, que según propone esta ley el arma deba llevarse al descubierto. Es decir, la universidad es un lugar de intercambio y debate de ideas, e imagínense el efecto que hace alguien "proponiendo" una idea con el arma en el cinto. Exhibir un arma implica necesariamente coerción. Para eso servían tradicionalmente los desfiles militares, y eso es lo que hacen precisamente las fuerzas policiales cuando lucen cañón a la vista.
Lo que impone el respeto y la civilidad realmente es la posibilidad de que este sujeto con el que hablo y no me gusta, o al que le quiero imponer algo, tenga un arma y pueda usarla para defenderse de cualquier agresión. Esto lo he aprendido en estados como Idaho, Utah, Colorado o South Dakota, donde las leyes de armas son más liberales y donde, curiosamente, imperan la civilidad y los buenos modales. Posiblemente el civismo concurra parejo a la educación de tipo cristiano que tiende a impartirse en esas zonas, no lo sé, pero también estoy seguro de que la potencialidad letal de todo sujeto asiste en el imperio del respeto mutuo. California, Nueva York o Massachusetts, donde persiste un férreo control de armas, son un marasmo de malos modales, chulería, falta de respeto y abusos policiales en todos los ámbitos "públicos", sea la ciudad, la escuela o el centro comercial.
Me parece contraproducente, sin embargo, que según propone esta ley el arma deba llevarse al descubierto. Es decir, la universidad es un lugar de intercambio y debate de ideas, e imagínense el efecto que hace alguien "proponiendo" una idea con el arma en el cinto. Exhibir un arma implica necesariamente coerción. Para eso servían tradicionalmente los desfiles militares, y eso es lo que hacen precisamente las fuerzas policiales cuando lucen cañón a la vista.
Lo que impone el respeto y la civilidad realmente es la posibilidad de que este sujeto con el que hablo y no me gusta, o al que le quiero imponer algo, tenga un arma y pueda usarla para defenderse de cualquier agresión. Esto lo he aprendido en estados como Idaho, Utah, Colorado o South Dakota, donde las leyes de armas son más liberales y donde, curiosamente, imperan la civilidad y los buenos modales. Posiblemente el civismo concurra parejo a la educación de tipo cristiano que tiende a impartirse en esas zonas, no lo sé, pero también estoy seguro de que la potencialidad letal de todo sujeto asiste en el imperio del respeto mutuo. California, Nueva York o Massachusetts, donde persiste un férreo control de armas, son un marasmo de malos modales, chulería, falta de respeto y abusos policiales en todos los ámbitos "públicos", sea la ciudad, la escuela o el centro comercial.