El capitalismo opresor vuelve a golpear: una pobre señora que vivía conectada a un respirador murió después de que el técnico de la compañía le cortara la luz por impago. Pese a las repetidas súplicas de la señora, el desalmado esbirro del sistema se limitó a decir que él sólo estaba haciendo su trabajo. ¡Revolución, compañeros!
Ah, no, mejor la dejamos para otro día: que
la empresa era estatal.
2 Comments:
Además, esa muerte se podría haber evitado si la mujer hubiese estado convenientemente armada. Una Uzi, incluso un buen revolver, le habrían ahorrado tan cruel destino.
No puedo creerte, Manchego. El Estado vela por sus súbditos.
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