Un hombre, ¿un voto? (2)
Al final ganamos nosotros, y afortunadamente vamos a dejar de pagarle los vicios a ese progre trasnochado que ejercía de portero para contratar a un profesional de verdad. Pero no es esa la cuestión. Imaginemos una gran comunidad de vecinos con servicios más amplios, como seguridad, parques y jardines, transportes, etc. que se pagan en función de la renta de cada cual. Lo lógico, en esta comunidad, sería que se mantuviese el mismo esquema en el proceso de decisiones. Los que más contribuyen a costear los gastos comunes tendrían, en buena lógica, una influencia mayor que los que aportan menos. Y nadie se escandalizaría por ello.
Si llamamos Estado a esta comunidad de vecinos la cosa cambia. Ahora tú no puedes elegir si vives en el Estado o no. Estás bajo su bota, y si no pagas va a tu casa un señor con pistola. Y tu voto vale lo mismo que el de al lado. Sin embargo, puede que tú estés contribuyendo en mucha mayor medida que el otro a la prestación de esos servicios comunes, mas lo que recibes a cambio es lo mismo. Y al final es el otro el que termina deciciendo lo que haces con tu dinero. Aquí, en Eurabia, eso termina suponiendo transferencias de renta a los sectores menos productivos de la sociedad.
En todo caso, no sólo desde el punto de vista de la justicia se puede plantear la cuestión del voto ponderado. También desde eso que en Estados Unidos llaman decision making, la eficacia en la toma de decisiones. La economía de mercado en la que, a trancas y barrancas, nos desenvolvemos, incentiva el trabajo duro, el esfuerzo y el ingenio. Los triunfadores en este sistema no son los que pasan cuatro años estudiando el temario de unas oposiciones, ni los que pasan décadas analizando el apareamiento del camarón. No, los triunfadores son aquellos capaces de crear riqueza con su trabajo. Ya sea directamente, ya sea proporcionando a otros unos servicios excelentes.
Libertad y meritocracia. Hay personas que son capaces de crear riqueza a partir de su esfuerzo y su ingenio. Salen a la calle, dan a los demás lo que quieren, son retribuidos por ello y hacen, además, que otras personas puedan ser retribuidas por su trabajo. Además de eso, aportan más, muchísimo más, al saco público. Me pregunto por qué razón individuos que no contribuyen al bienestar general, sino que viven a costa de los demás, deben decidir qué se hace con el dinero de otros. Alguien capaz de asignar capital, trabajo y conocimiento a la realización de una serie de tareas que después han de ser vendidas en un mercado donde todos compiten contra todos es una persona preparada para decidir. Y alguien que vive del PER (no, no hablo de analistas de bolsa, hablo del plan de empleo rural) tiene también sus preferencias, pero no es probable que éstas apunten a una asignación eficiente de los recursos públicos. De hecho, la comunidad de vecinos es un ejemplo de institución, digamos, natural, de un sistema eficaz al que se ha llegado no a partir de fantasiosas utopías de un mundo mejor o de declaraciones grandilocuentes, sino una suerte de derecho consuetudinario fruto de siglos de convivencia. Un sistema que, además, lima las distorsiones que introduce en el mercado la prestación de servicios públicos, algunos de los cuales son necesarios.
No creo que este sistema deba ponerse en marcha de un día para otro, sobre todo porque la sociedad en la que vivimos dista mucho de ser una economía de mercado. Algo que creo que es, precisamente, consecuencia de que muchas personas prefieren que otros les paguen aunque no trabajen a trabajar ellos. Y votan en consecuencia. Lo que me molesta es que la dictadura de la corrección política impida expresar en alto estos planteamientos. El debate político serio está muerto, asfixiado por la progresía con la almohada de sus dogmas ineficientes e intocables. Alguna vez que en la sala de profesores he sugerido, sólo sugerido tímidamente, ideas en esta línea, me han saltado a la yugular cual hienas. Incluso en Estados Unidos tenía miedo de hablar. Ahora ya no.
11 Comments:
¡ALBACETE ANTIFASCISTA SIEMPRE!
Te vas a hinchar de patatas... Una pista, te gustan sin captcha, ¿verdad?
La progresía, ja ja. Luego lloriquean porque les tratamos como subnormales, pero es que es lo que hay: a fuerza de consignas y verdades facilonas y memorizables se ablanda el cerebro, y tenemos a maestro pertxas, que nos viene a deleitar con sus gracias de niño de cinco años en cena de Noche Buena al que no hay Dios que calle. Además, ni siquiera eres de Albacete, tontín.
La progresía, o la izquierda, me quedan a mí muy lejos hacia la derecha, además, que tu trace-route, o who-is, te diga que uno de mis ISPs (cuando no un proxy) no es de Albacete, no quiere decir que no haya nacido en Santa Cristina, hecho EGB en el Cristobal Valera, BUP Y COU en el 6 (Huerta de Marzo se llamaba por aquel entonces) e ingeniería informática en la EPSA, no te digo donde trabajo porque ya lo sabes.
En serio, y para que veas que no soy como tú (creo que aún no te he insultado), ponte un captcha, que se te va a llenar el blog de spam.
Si no les acaba de convencer la idea del voto ponderado, vean al subnormal de Pertxas.
Muy buena, anónimo!
Enhorabuena por el blog, profesor, su libertad de pensamiento es una ráfaga de aire fresco en este páramo, aunque me pregunto en qué condiciones se podría poner en marcha este mecanismo que usted sugiere...
Pertxas, imbécil, si no quieres que te insulten, no te comportes de una manera que lo motive.
No veo nada que motive que Manchego se ponga el captcha fuera de tus apestosas intervenciones, idiota. Pareces el policía que choca a un coche por detrás y luego lo multa por llevar las luces rotas.
La santimonia moral de la bazofia izquierdista: pertxas es el cura que pega a la puta porque no trabaja más. Luego esta mierda se va al bar a gastar el dinero ganado por sus padres a contar sus "acciones subversivas" como si valieran de algo. A trabajar te ponía yo a ti, basura.
Hombre, Carlos, no me bajes el nivel del blog, que eso es lo que quieren progretarras y revolucionarios de estar por casa.
De todos modos, la comparación del policía es muy buena: refleja a la perfección la agresividad reprimida de la chusma. (Si me permites, tal vez la use en el futuro).
Martínez, agradezco los piropos.
http://www.blogger.com/comment.g?blogID=29080628&postID=114912636948752025
Te doy mi palabra de rojo progretarra, quemacuras oligofrénico, vago maleante y todo lo que tú quieras, de que los primeros no son míos, el resto sólo son una prueba de concepto.
Un saludo caballeros, esto está siendo más divertido de lo que esperaba.
enlace al post
Vaya blog malo te has ido a buscar, macho...
Aplauso y ovación cerrada, Manchego.
Podré decir lo mismo que tú, pero jamás decirlo mejor.
Me encantaría que me dieras tu opinión acerca de las propuestas de mi blog.
No hagas caso al trolecillo descerebrado.
A mi si que me sorprende ese método de votación en una comunidad de vecinos. No se que tiene que ver que uno tenga una casa más grande que la mía, porque me gusta así, y tenga que tener más derecho a decidir sobre aspectos que nos atañen de igual forma, paguemos lo que paguemos.
Las oligocracias (lo que realmente Vd defiende), y algunas meritocracias (según como se obtenga el mérito), tienen un defecto de base: el de perpetuar a la clase dirigente. Para garantizar que todos puedan acceder a dicha clase, debe existir igualdad, y como no, también en la del voto. Si no hay controles que regulen lo que se puede hacer con el poder, es decir, que defiendan la igualdad ante la ley y de oportunidades, a la larga, la corrupción llega.
Así que el problema que Vd. denuncia no es que esté a favor de una meritocracia, sino que está en contra de la actual meritocracia, del que «hace méritos» al que está en el gobierno (un gobierno el actual, que no le gusta, claro. Si le gustase, ya veríamos)
En una democracia toda persona recibe el fruto de su esfuerzo de forma genuina, y la contribución al colectivo se decide por mayoría, para ser aplicada de forma igual entre los ciudadanos (otra vez la igualdad, tanto en derechos como en obligaciones).
Yo también estoy en contra de la actual oligogracia que me obliga a mantener a otros que no se esfuerzan, pero no estoy a favor de otra oligocracia que haga lo contrario
Saludos
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