jueves, noviembre 09, 2006

Un hombre, ¿un voto? (1)

Como es ya muy tarde, os voy a contar una historia para que os vayáis a dormir y tengáis productivos sueños. Veréis, érase una vez que 404.081 personas fueron a votar en el precioso y pintoresco estado de Montana y eligieron a otra persona para que los representara a todos ellos en el Senado de los EE.UU. Quién fuese este senador, no importa. Y érase una vez que, ese mismo día, alrededor de 6.700.000 personas fueron a votar en California, la sexta economía del mundo, y eligieron... a otra persona para que los representara a todos ellos en el Senado de los EE.UU. No escogieron a dos personas, no escogieron a tres, ni a cuatro, no, ni mucho menos escogieron a dieciséis personas para que los representaran a todos ellos en el Senado de los EE.UU. No, escogieron a una sola persona. Pero no penséis que esta persona tenía superpoderes ni dieciséis manos que levantar a la vez ni nada parecido. No. Su voto valía exactamente lo mismo que la persona a la que habían elegido las 404.081 personas que vivían y votaban en el precioso y pintoresco estado de Montana. De manera que cuando el senador al que habían votado menos de medio millón de personas y el senador al que habían votado casi siete millones de personas votaban durante las sesiones del Senado, en las que se decidían cosas que afectaban tanto al medio millón de personas en el precioso y pintoresco estado de Montana como a los casi siete millones de personas en la sexta economía del mundo, su voto valía exactamente lo mismo. Y, aunque no os lo creáis, aunque os parezca un cuento de hadas, algo tan maravilloso como que Pulgarcito se calzara las botas de siete leguas después de que los pajaritos del bosque se comieran su camino de miguitas de pan y no pudiera volver a casa cuando se hizo de noche, pues no, nadie decía nada y a todos les parecía bien y todos pensaban que vivían en una democracia en la que "un hombre, un voto" era un axioma en vez de una mentira. Nadie decía nada contra el hecho de que el voto de un ciudadano de Montana valiera dieciséis veces más que el de un ciudadano de la sexta economía del mundo a la hora de escoger a los miembros de una de las dos cámaras legislativas. Por contra, mucha gente tenía muy buenas explicaciones y justificaciones para este hecho, explicaciones y justificaciones que no dejaban de tener su parte de razón a veces y sin duda habían sido imaginadas con la mejor voluntad del mundo, pero que no explicaban por qué había que aceptar esta situación y creer al mismo tiempo que se vivía en una democracia en la que todos los votos valían exactamente lo mismo y todos los votantes tenían exactamente el mismo poder.

Y no, este cuento no tiene ni princesa, ni bruja, ni príncipe, ni ogros ni trasgos ni dragones ni nada que mínimamente se les parezca. A dormir.

(Un cuento parecido podría contarse, por ejemplo, de las recientes elecciones catalanas. A bulto, un escaño en Barcelona "cuesta" 45.000 votos, en Gerona 29.000, en Lérida 20.000. Los cálculos exactos los podéis hacer vosotros, pero la diferencia de poder en favor del votante leridano frente a la del votante barcelonés es manifiesta. Y no voy a entrar en cómo ese reparto favorece al nazionalismo convergente y penaliza a los sectores más dinámicos de la sociedad catalana, o a inicativas novedosas como CdC, que por su capacidad de romper los esquemas osificados suelen surgir en las capitales. No voy por ahí, ni tengo ganas de reproducir la pelea entre el ratón de campo y el de ciudad. Simplemente este es el inicio de una corta serie sobre la falacia de un hombre, un voto).

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Hay dos senadores por cada estado. Digamos que representan un "territorio" por lo que es igual Montana a California y me parece muy bien.

José Luis

9:44 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

En EEUU los senadores representan Estados, es una república y cada Estado es igual, es dentro de cada Estado, y en las presidenciales, donde debería darse esa diferencia.

En España hay una única nación y un único Estado. ES lógico que en el Senado -cámara territorial- cada provincia valga lo mismo que las demás. Lo que no es lógico es que, en el parlamento de una comunidad, o el nacional, donde se recoge la voluntad popular haya esa situación que iguala las provincias.

Un saludo.

10:15 a. m.  
Blogger Manchego said...

Sí, José Luis y Maestro, tenéis razón y es así como funciona el senado y seguramente es bueno que ocurra así. Esas son las justificaciones y explicaciones que mencionaba en mi post. Al mismo tiempo, a la hora de tomar decisiones en el senado que afectan a todos los ciudadanos no todos los votos valen lo mismo, y así se demuestra que un hombre, un voto es una falacia. Otra cosa es que sea bueno que se termine con las alabanzas a la ecuación un hombre = un voto.

3:44 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

¡ALBACETE ANTIFASCISTA SIEMPRE!

6:22 p. m.  

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