Yo tampoco sé dónde está la gracia
Las sonrisas que nos llevan regalando los líderes del PP desde su derrota son un grave insulto a sus militantes, electores y simpatizantes. Aquella aciaga noche, Rajoy debería haber salido al balcón de Génova con el gesto sombrío y anunciar su derrota con el tono lúgubre que la ocasión merecía por lo que significará para España. En vez de eso, nos comunicó el "magnífico" resultado obtenido y, horas más tarde, su propósito de volver a intentarlo en 2012, eso sí, con un equipo que será por fin el suyo. Así pues, se ha perdido, pero no pasa nada.
Hemos aguantado que los dirigentes del PP aprobaran los estatutos de Valencia y Andalucía con artículos idénticos al vilipendiado estatuto catalán; les hemos escuchado que la autoría islamista del 11-M estuvo clara desde dos días después del atentado cuando aún hoy no sabemos quién lo planeó y ordenó; hemos asistido a la zigzagueante postura del partido respecto al canon digital; hemos aguantado a un PP nacionalista en Cataluña casi toda la legislatura; hemos soportado durante años los desdenes y desprecios de Ruiz Gallardón y se nos ha obligado a votarle como alcalde de Madrid para que los populares obtuvieran un buen resultado en el cómputo global de las municipales. No sólo hemos tenido que cargar con esto, sino que además la mayoría lo hemos hecho sin rechistar para no poner en peligro una victoria que sentimos necesaria e indispensable.
Y ahora, resulta que lo que no pudo ser hoy será en 2012. Y lo será a base de hacerse nacionalista en Cataluña, País Vasco y Galicia, convertirse al socialismo en Andalucía, prometer con la boca chica el trasvase en Valencia y Murcia, dejar que Madrid siga embelesado con Esperanza y presentarse en el resto de España como el más gallardonita de los gallardones.
La derrota ya no tiene remedio, pero al menos los líderes que nos han conducido hasta ella podrían enlutarse y desterrar de su rostro esa estúpida sonrisa que no se les cae de la cara desde la noche del día nueve.
3 Comments:
No estoy de acuerdo con Campmany. Lo último que necesita el militante popular es que sus lideres se hundan y menos después de un resultado muy meritorio. Vale, hace falta que corrijan los errores cometidos y profundicen en los aciertos. Lo que yo no entiendo es la necesidad imperiosa de que estos señores se autoflagelen en la vía pública para así satisfacer el ego de unos pocos. Es politicamente inútil y distrae de lo que tiene que hacer el PP: echarse los 10 millones de votos encima y empezar a hacer oposición ya.
No estoy de acuerdo con alberto neira. Viniendo de la mayoría absoluta, (recordemos que la primera victoria de Zapatero se supone que es muy sospechosa), pasar a la oposición de verdad es un fracaso absoluto.
Por otra parte ¿de verdad estabais obligados a votar a Gallardón a pesar de que no lo aguantais? de verdad me maravillo de las estupideces que tienen a veces los regres.
Tú no te vas a México, como mucho, te vas a pasar el día a Chinchón.
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