jueves, marzo 22, 2007

La demanda infinita

Veo en Libertad Digital un interesante artículo de Walter Williams sobre la demanda infinita de aquellos ‘bienes’ cuyo coste es cero. Ya saben, la lección de economía que los progres nunca querrán aprender, la ley de la oferta y la demanda, la mano invisible, la armonía de una orquesta que no precisa de director….

Me recuerda esto a la algarada pública montada alrededor de un conductor a quien la Guardia Civil paró por conducir muy deprisa en una carretera vacía. Por lo visto las fuerzas de seguridad prefieren esperar en una carretera con la caja registradora a detener etarras, pero a estas alturas pocas cosas tienen la capacidad de sorprenderme. En todo caso, la columna que cito me recordó el asunto del tráfico. Una persona a quien el éxito profesional ha sonreído gracias a su capacidad de realizar un trabajo productivo decide libremente comprarse un automóvil de gran cilindrada. Marcha una limpia mañana por una carretera totalmente recta, y ante la ausencia de tráfico y buena visibilidad, decide pisar el acelerador.

El conductor no crea ningún peligro inminente. Si hacemos caso a los progres, la probabilidad de salirse de una vía recta y en buenas condiciones sea inferior a la de morir víctima de las siete plagas provocadas por Bush y las empresas petroleras. No crea peligro hasta que un funcionario lo decide. Y hete aquí a una pareja de la Guardia Civil dormitando a un lado de la carretera, sin tráfico que supervisar hasta que pasa el coche de nuestro protagonista. Y le llevan a la cárcel. De Juana comiendo unos pintxos y el conductor entre rejas. Lo primero es fruto de la España zapaterilo, lo segundo de la Europa enferma.

La demanda de supuestos bienes cuyo coste es cero es infinita. No por las propiedades o la utilidad de estos bienes, sino por su bajo precio. Porque, vamos a ver, ¿a quién rayos le importa cómo conduzca una persona que va sola por la carretera? A nadie más que a los funcionarios. Y los funcionarios, como buenos amigos de lo ajeno, buscan dinero. Y el público demanda la supuesta seguridad. Una seguridad que consiste en que las personas no puedan hacer uso de su libertad, pero que es fácil y barato pedir. De hecho es gratis.

Ahora, suponga usted que tiene que pagar directamente –ya lo hace vía extorsión- el salario de la pareja de guardias que custodian la carretera. O el de los conductores de la grúa.¿Estaría dispuesto? Seguramente no, por la sencilla razón de que no saldría a cuenta. Ahora, como es gratis, pues perfecto, más y más policías a perseguir a quien no deben.

Escribo estas líneas nada más salir de una de mis clases. Un alumno había salido a la pizarra por indicación mía, y mientras trataba de ocultar su profunda vagancia, incipiente progresía y patente cretinismo (valga la redundancia), yo pensaba en la cuestión del coste cero y la demanda infinita aplicada a la educación. ¿Qué hace este borrego tiza en mano, y qué hago yo mirándole? Los dos estamos perdiendo el tiempo, un bien precioso. Él debería estar trabajando y yo enseñando a personas algo más inteligentes que las sillas en las que se sientan. Pero, claro, la educación gratuita provoca una demanda infinita, por encima de lo que sería razonable. Si los padres del chico en cuestión notasen el coste que supone pagar mi salario, o lo abonasen directamente, posiblemente recapacitarían y enviarían a este chico a ganarse la vida. Una opción más digna que una patética, frustrada y frustrante carrera educativa repleta de suspensos.

Me apunto pues a la mejor frase del artículo de Williams. "El problema en nuestra sociedad actual es que las leyes han creado demasiados ambientes sin humo a coste cero, y la culpa de ello, en gran parte, la tienen los fumadores, que no han impuestos costes al aire sin humo de tabaco”. Exactamente. La culpa es nuestra.

2 Comments:

Blogger TAZ said...

El problema de este mundo es que se han producido demasiados giliprogres a coste cero, sin que sus madres hayan sufrido las consecuencias. Otro gallo nos cantaría si sus estúpidas ideas estalinistas hubieran tenido que pagarlas con su sufrimiento

1:12 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

"Y los funcionarios, como buenos amigos de lo ajeno, buscan dinero"

El manchego es funcionario luego ...

9:27 p. m.  

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