Arte subvencionado (1)
Uno de los sonsonetes típicos con los que la progresía se repite hasta la saciedad es la “subvención de la cultura”. ¡Qué bonito es vivir en un estado moderno y progresista que pone los museos y los teatros al alcance de todos, que promociona cineastas, escritores y artistas plásticos para que puedan concentrarse en la producción de su obra!
Estos argumentos contienen un cúmulo de falacias diversas. El más evidente, que el arte de disfrute público ya existía antes de la instauración del estado moderno. En la Edad Media, por ejemplo, las iglesias se cubrían con arte destinado a la instrucción popular. En la Italia renacentista, el crecimiento económico impulsó el mecenazgo que dio lugar a la explosión artística del Quattrocento. Con esto quiero decir que los agentes privados han sido impulsores de la creación artística desde mucho antes que el Estado se arrogara esta función. Siguiente problema: la promoción pública de artistas la pagamos todos, los que nos gusta el arte y los que no. Su peliculita de Almodóvar o su novelita de Suso de Toro no valen x€, sino x€+n+n' donde n sería la parte correspondiente de sus impuestos y n' la parte de los impuestos de los señores que no van a ver la película o a leer la novela pero que pagan por ella igualmente. Además, la subvención a los artistas suele afectar muy negativamente a los que no cuentan con subvención, puesto que una parte considerable de los gastos de publicación/exhibición de la obra de artistas subvencionados ya está enjuagada por el Estado, con lo cual el material que no cuenta con esta clase de apoyo suele terminar cubierto de telarañas en los despachos de editoriales y agentes. A José Manuel Caballero Bonald o a Soledad Puértolas las subvenciones les parecen chachis: con esto y con los ciclos de conferencias en universidades públicas, su plato de garbanzos diario está asegurado por muy poco que se venda su próximo bodrio. Pero para el mindundi que escribe su primera novela no. Para sobrevivir, el mindundi tiene que buscarse padrinos (como tuvo que hacer el gran Juan Manuel de Prada con Paco Umbral) o escribir novelas escándalo de calidad dudosa (José Ángel Mañas) o integrarse en el sistema político-mediático (Lucía Etxeberría, Espido Freire). Por último, majaderías progres como el “precio mínimo” dificultan el funcionamiento de estrategias comerciales como la búsqueda de la maximización del beneficio, la venta de autores noveles a precio reducido, o la retirada de stocks que ya han estado disponibles por un tiempo en las librerías (España debe ser el único país del mundo donde una misma novela puede estar en el stand de "Novedades" por más de un año).
Vamos a los conciertos. ¿A que mola cuando el ayuntamiento te trae a El Canto del Loco en concierto? Los encefalogramas planos siguen creyendo que esto es “gratis”. Los que tienen una o dos neuronas, que esto viene del “sabio empleo de los impuestos”. Pero tampoco es eso, ¿o de verdad se creen que El Canto del Loco o Chenoa se conforman con una parte del presupuesto de cultura de cualquier municipio patrio? Los grandes actos “culturales” de fiestas municipales suelen venir de la venta a precio de mercado de suelo destinado a Viviendas de Protección Oficial. La provisión demagógica de “circo gratis” implica por lo tanto un delito múltiple contra la ciudadanía. En lugar de permitir que el suelo se integre en el mercado, los municipios se apropian de una parte; el precio del suelo que queda en el mercado, por tanto, sube, y como consecuencia sube también la vivienda. Con los impuestos, se construyen y promueven VPOs. Su asignación rara vez es “limpia”: los principales beneficiarios de la venta de VPOs son pequeños funcionarios (policías, agentes judiciales, chupatintas y algunos de mis distinguidos colegas) y sus allegados. Aún suponiendo que el proceso fuera transparente: el señor que compra una VPO escala en la sociedad y se vuelve “propietario”, entra en el mercado inmobiliario no gracias a su trabajo sino por suscripción pública, pagada por usted y por mí independientemente de que usted y yo tengamos vivienda o no. Al mismo tiempo, la localización de un recurso escaso en un grupo de privilegiados (por lo administrativo) no hace sino subir el precio del suelo y la vivienda para los mindundis (por si las dudas: usted y yo). Cerremos el círculo, pues: la subida del precio del suelo, por lo tanto, hace que una venta “de tapadillo” a constructoras e inmobiliarias (en buenas relaciones con la administración local) resulte especialmente lucrativa para promocionar fruslerías que mantengan contenta a una población ignorante de lo cara que le está saliendo esta broma.
¿Sabia utilización de los recursos públicos? Qué duda cabe. Pero legal y moralmente cuestionable, y extremadamente ineficiente. Su vivienda y el concierto de El Canto del Loco le saldrían mucho más baratos en un sistema donde estos bienes fluyeran de forma natural en un mercado libre.
(Me esperan y debo irme, pero continuará)
3 Comments:
Por un momento pensé que la foto que has puesto correspondía a alguna instalación galardonada con algún premio. Es por eso que entré en tu artículo, pensando que encontraría alguna reflexión sobre los issues con los que lidia lo que yo tomé or expresión artística. Y lo que me encuentro es un asalto en toda regla contra el arte dirigido desde la caverna de la ignorancia y la mediocridad egoístas.
Y lo peor de todo es que a mi pesar tengo que decir que estoy de acuerdo contigo. ¡Enhorabuena!
"España debe ser el único país del mundo donde una misma novela puede estar en el stand de "Novedades" por más de un año"
Ahora que la CCCP ya no existe, pues seguramente sí. En la FNAC de Barcelona el bodrio de Javier Cercas estuvo justo en la entrada del único acceso al segundo piso por dieciocho meses.
Felicidades, Manchego, eres un cachondo en toda regla.
Le cuento que de por si soy de un país donde se utilizan músicos, asi como toda clase de figuras populares ya ni siquiera tratando de fingir que defienden la cultura, sino directamente apostados en actos políticos, cuyos benefactores solemos ser todos los boludos que pagamos los impuestos(estoy hablando de Argentina). Es verdad que tanto en mi país, como en el suyo(y probablemente muchos otros), se malversan nuestros fondos que deberían ser para cultura, educación, salud, etc. De esa forma, en vez de apoyar equitativamente a los diferentes agentes culturales, se apoya unicamente a quienes "transaron"(como diríamos acá) o negociaron correctamente con quien debían. Esto es claramente una práctica desdeñable, y no la defiendo ni la justifico para nada, pero no es solo inherente al tema de la cultura, sino a todos los aspectos de la administración pública, ya que al fin y al cabo la corrupción es un problema social. Asi usted termina descreyendo de este sistema, que creo no es el problema, sino nuestra carencia de principios y nuestro egoísmo, contra los cuales creo hay que luchar: Si vamos a dar por hecho que no nos podemos organizar ni nuclearnos como sociedad, habría que empezar a desmantelar el sistema legal, educativo, por qué no también la democracia?.. tiene sentido eso?
Sin mas, lo dejo con esa pregunta.
Cualquier cosa si desea responderme le dejo mi correo.
Saludos!
Juan G de Argentina.
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