lunes, diciembre 18, 2006

El virus

Ni siquiera Libertad Digital está a salvo del virus. O, al menos, parece ser que el señor Emilio J. González (confieso que no me gusta su barba) ha sido contagiado por la epidemia de la responsabilidad social corporativa, cuya cepa 2006 es especialmente virulenta por la concesión a Mohamed Yunus del premio Nobel de la Paz, algo así como el FIFA World Player del buenismo. ¿Qué es un premio a la paz? ¿Cómo se construye la paz? El tema da para mucho, pero no me quiero desviar demasiado. En cualquier caso, no hay más que ver las listas de candidatos (reales o autoproclamados) para darse cuenta del calado de esta engañifa “a la sueca”.

La responsabilidad social corporativa es una suerte de sentimiento de culpa que el telediario de La 2 de las 10 de la noche despierta en los empresarios de pasta blanda. Una línea de pensamiento que considera que quien gana dinero será porque ha hecho algo malo, por lo cual debe tener en cuenta algunos aspectos no económicos a la hora de tomar decisiones económicas. Los aspectos no económicos los define el tertuliano, político o gurú de turno, lo que, como cualquier liberal sabe, supone la concepción de engendros como la Ley de igualdad, según la cual los órganos sexuales son relevantes en los consejos de administración de las empresas (pero no a la hora de definir matrimonio).

El señor Yunus sacará una pasta dando conferencias en escuelas de negocios para jovencitos engominados que quieren ser un poco diferentes o alternativos. Pero no tiene razón en su particular ética de librería de aeropuerto. El Canal de Panamá no se construyó preguntando a los obreros por su grado de bienestar o su conciliación con la vida familiar, pero hoy por hoy bien sirve a los hijos de aquellos obreros para ser más prósperos que sus vecinos del Sur. Al propio señor Yunus no le ayudó nadie más que su propia valía profesional. Estoy, de hecho, más que de acuerdo con este otro columnista: “quizás se trate del lamentable mal que a menudo aflige a muchos honestos millonarios alrededor del mundo, quienes piensan que fue cuestión de suerte y que no tienen que sentir orgullo alguno por sus logros”.

En todo caso, el efecto de esta moda está lejos de ser neutral. Soros, Gates, Warren Buffett. No hacen ningún bien al crear en los pueblos pobres la expectativa de que algún día llegará un ser superior cuya mano les sacará del fango. Como esos correos electrónicos que circulaban según los cuales por cada reenvío Bill Gates pagaría 1 céntimo para la rehabilitación de niños discapacitados en países pobres. Ay, la estupidez. Estos seudofilántropos hacen, al contrario, un gran daño, pues no hay mejor acicate que saber que sólo tú y tu esfuerzo podrán salvarte de la miseria, y no hay mayor acicate para no trabajar que esperar la llegada de los niños de papá “oenegeros” con su todo terreno, su vestimenta étnica y su maná del primer mundo.

10 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Que te folle un molino de viento, Quesitos!

5:02 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

"Que te folle un molino de viento, Quesitos!"

El que se folla a tu madre no es precisamente un molino de viento.

6:37 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

me gustaria saber si al tipo del queso le pegan sus alumnos

7:16 p. m.  
Blogger Fernando A. Ramírez Martínez said...

Que poca hombría no dar la cara, al menos con una cuenta de Blogger.
Esto de creerse que pensando en las cuestiones no económicas de las cosas se es mejor es una verdadera epidemia. Pero no es el problema es que crean que actuar de maneras no mercantilistas es beneficioso. El problema es que no lo hacen con su propio dinero, están dispuestos a pagar sus impuestos para que otros decidan cómo se gasta. No son eficientes... pero mi conciencia está limpia

7:29 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

"El Canal de Panamá no se construyó preguntando a los obreros por su grado de bienestar o su conciliación con la vida familiar, pero hoy por hoy bien sirve a los hijos de aquellos obreros para ser más prósperos que sus vecinos del Sur"

Toda una declaración de principios.

7:47 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

"Toda una declaración de principios."

Otro que si es más tonto no nace.

7:50 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Excelente post, Manchego. Me encanta tu alusión a la mayor máquina de ingeniería del comportamiento que funciona actualmente en España, La 2.

8:50 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Ganar dinero no es pecado, pero hacerlo a costa de explotar al becario, empleado temporal o inmigrante de turno sí. Globalizar la economía únicamente para reducir los gastos de producción, sin permitir la libre circulación de ideas y personas, también.
La 2 puede que trate de adoctrinarme, como cualquier otra tele, otra cosa es que me deje, pero es la que menos bombardea a los críos con publicidad encubierta.

8:52 a. m.  
Blogger Manchego said...

"Globalizar la economía únicamente para reducir los gastos de producción, sin permitir la libre circulación de ideas y personas, también."

Pertxas, hijito, de verdad que pareces bobo. ¿Qué no eres consciente de que los liberales somos precisamente los únicos en el espectro político que estamos completamente a favor de la libre circulación de personas? ¿O de verdad te crees que el marxismo está en esto, bobo de Coria? Mira Cuba y Corea del Norte y verás de qué te hablo.

9:33 p. m.  
Blogger framling said...

¿Qué es explotar al becario, empleado temporal o inmigrante de turno?, ¿pueden el becario, empleado temporal o inmigrante de turno decidir lo que significa que le exploten o les viene dado por revelación?, hemos tardado muchos siglos en librarnos de una teología que al menos era fundamentada y coherente por otra de pacotilla, con pecados y virtudes cambiantes, que todavía recuerdo la televisión felipista de hace veinte años riéndose de lo exagerados que eran los Usa en su cruzada antitabaco y fíjate tu ahora donde estamos.

Recuerdo una letra de un grupo que le gustaba a mi hermano, no recuerdo el nombre, pero era de estos radicales y antisistema, ya me entendéis, denunciando a la sociedad en general, a sus padres en particular, como no a los empresarios y explotadores, solo se salva un "colega" suyo que le da unas pelillas a cambio de unas horas de trabajo, pero claro este no es un explotador, es un colega haciéndole un favor, ¿Quién es nadie para decirle a este tipo que su amigo no le hace un favor sino que le está explotado?, ¿Quién es él para decidir que la relación entre otros trabajadores y sus patrones es explotación?

11:52 p. m.  

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