Reflexiones desasosegadas con nocturnidad

Empiezas a encajar las piezas del puzzle y la verdad es que da miedo y te preguntas si ya ha empezado la III Guerra Mundial y aún no hemos despertado:

El existencialismo (Sartre), la segunda generación del psicoanálisis (Lacan, Anna Freud) y sobre todo los teóricos postmodernistas (Derrida, Latour, Irigaray y un largo etcétera) trabajan durante décadas en socavar el concepto de verdad como algo “socialmente construido” y en consecuencia relativo en función del contexto cultural en el que un sujeto ha nacido. Paralelamente, gente como Paul Rassinier y David Irving (de izquierdas, por cierto, ni quien lo dude) escriben panfletos relativizando la “verdad oficial” del Holocausto.

El revisionismo, al cuestionar la verdad del Holocausto como “hecho social” implica la deconstrucción del derecho legítimo de Israel a permanecer en Tierra Santa, ya que el Estado israelí ha sido construido precisamente para evitar que tales hechos se repitan. Visiones que son abrazadas y promocionadas con alegría por tipejos como Ahmadineyad, que no piensan en otra cosa que en borrar a Israel del mapa.

La coalición gay-feminazi, la izquierda en general y los proyectos multiculturalistas occidentales trabajan en socavar valores comunmente aceptados en la sociedad occidental como la familia, la cultura y los valores comunes de una sociedad, la libre circulación de mercancias y personas, el derecho a trabajar por un salario acordado entre las partes implicadas..., y mientras tanto una civilización(?) retrógrada, machista, xenófoba, intolerante en todas las dimensiones posibles, nos ataca en Nueva York, Madrid y Londres y proclama nuestra decadencia y próximo fin.

Nos hacen el peor ataque terrorista de nuestra historia y el vulgo enajenado, justamente dolido pero imperdonablemente irresponsable, expulsa a un gobierno que había gozado de una cómoda mayoría absoluta. Y mira tú por donde, en menos de dos años el nuevo gobierno otorga a los terroristas vascos la paz en sus términos, y Zerolo campa por ahí pidiendo respeto a una gente que en su país no dudaría en colgarlo “por do más pecado haya”.

Y ante la sonrisa imborrable de Zapatero, me pregunto: ¿Es que soy paranoico, o es que esta gente está trabajando en una conspiración tan vasta, tan monstruosa, como para dejar pequeña a cualquiera que nunca antes se haya visto? Es, la verdad, una bestialidad impensable, ¿pero no fueron en su tiempo el Holocausto y el genocidio armenio (la primera matanza del Islam moderno) impensables también? Nadie me pillará diciendo que todos tengan conciencia de lo que hace cada sector. A fin de cuentas, la mano derecha no siempre necesita saber qué hace la mano izquierda.

Buenas noches a todos, o, por mejor decir, buenos días.